El cielo alrededor de la salida o puesta de sol
se ve de color rojizo. Las pequeñas partículas presentes en
la atmósfera dispersan menos la luz roja que la azul. Esa es la causa
de que al mirar en la dirección del Sol predomine la luz roja. Al mirar
hacia los lados, en cambio, especialmente a 90 grados, predomina la luz azul,
que proporciona al cielo despejado su color habitual
(imagen panorámica del cielo
crepuscular).
El aire que se ve frente a las montañas no está iluminado
directamente por la luz solar, sino por luz azul procedente de arriba,
dispersada por el cielo (dispersión múltiple).
Esta bruma azulada se suele llamar opalescencia, por el tono difuminado
con que se ven los colores de las montañas.